Nazco el regalo ante la fuente atada,
ya es blanco sol plantar tu carne tierna.
Y el 1 al 2 engendra, y éste al 3,
la voz resbala pasos:
pasas dónde?
El sueño lame nuestros pies, qué dulce
adelgaza el reloj la arena húmeda
en el altar de aceite y mano tibia.
Mis ojos son mirados por el cielo
y se han marchado todos:
nadie: todos:
y se han marchado todos:
nadie: todos:
todos marchado han
asta yo me fui.
Iré mañana a tu encuentro, Mujer;
Yo hilo tu seno de saliva calma
en el después, tus codos me hacen hombre.
Óscar Curieses en Sonetos del útero (Bartleby Editores, Madrid, 2007).
Otros poemas de Óscar Curieses
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*Artículo de Juan Carlos Mestre sobre Hay una jaula en cada pájaro
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