All painting is an accident. But
it's also not an accident, because
one must select what part of the
accident one chooses to preserve.
Francis Bacon
La tarde se desnuca como un fruto maduro, obedece al peso de un aire dolorido y resbala hacia su centro. Pesan las nubes como piedras sangre en la extensión de la partida espalda: las recojo con manos invisibles.
Con mi arcilla alguien moldea una muerte en sus manos encarnadas de Dios, y nadie, sin embargo, lo retiene. Todos lloran escombro por los ojos, imposible el agua en tu reino de arena untado en vísceras.
Roto el paisaje se desnace sin sentido a un niño; él pide un hueco pero no queda más sangre. El viento infla su infancia y lo revienta, y el niño estalla en su
silencio,
quieto.
Ni Allah ni Yahveh nos sirven más para cubrir el miedo. ¿Por qué no arrancar nuestras lenguas con los brazos sucios hasta quedar mudos?
Para poder merecer la palabra las madres buscan a sus hijos en los úteros pero no encuentran más que barro. Mecen sus manos dentro de ellas mismas mas no queda memoria.
Tratamos de inventar otro discurso pero olvidamos que memoria está casada con dolor: eternamente. Y así, seguimos la espesura del recuerdo donde flotan nubes sangre que recuerdan los güellos del niño.
Pace la arena el aire y muere en dunas. Cae la noche engullida por la boca del alba, pero el hombre permanece en el vómito de ésta, y las espaldas siguen cargando con sus nubes muertas.
No entiendo el ciclo solar de este frío, ni distingo mi yo del suyo. Yo. Deseo estar tan muerto como estoy.
Porque Dios es nuestro látigo alguien nos azota: sus clavos- nuestra carne.
Óscar Curieses, incluido en Fuga de la nada. 16 propuestas poéticas (Bohodón Ediciones, Madrid, 2009).
Otros poemas de Óscar Curieses
Coser la nieve o muerte de la madre, March in' Bagdad 2004, No útero (o epílogo del padre), Puerta
*Artículo de Juan Carlos Mestre sobre Hay una jaula en cada pájaro
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