Trajo la ofrenda el toro en las sus astas, vistió la flor del campo en cuernos húmedos; su miel trazó rozas muy frescas, dulces de leche donde abrir la psique estiércol. Cosió la nieve flecos en el talle, besó el hijo al Padre y el cordón de luz tocó silencio suave en madre. Si la mujer desata el hilo trágico de venas junto al árbol de la vida se enhebran cielo y tierra en el jardín, y el hijo crece sano, astado y santo. Para que flote otra más dulce flor por este cauce de agua nueva y fría, yace la madre muerta junto al río.
Óscar Curieses en Sonetos del útero (Bartleby Editores, Madrid, 2007), incluido en Fuga de la nada. Dieciséis propuestas poéticas (Bohodón Ediciones, Madrid, 2009).
Otros poemas de Óscar Curieses
Coser la nieve o muerte de la madre, March in' Bagdad 2004, No útero (o epílogo del padre), Puerta
*Artículo de Juan Carlos Mestre sobre Hay una jaula en cada pájaro
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