Huele a mandrágoras. Ella
es imposible
Un apotegma flota en la penumbra
Se encoge de hombros
carroña y sutileza
Entra, los pies manchados
con sangre
y cuando el dolor vino y el placer vino
y el horror vino. Ella
había huido
escaleras arriba
Susana Arévalo en Libro de anémona (1997), incluido en Poetas argentinas (1940-1960) (Ediciones del Dock, Buenos Aires, 2006, ed. de Irene Gruss).
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Malabar (4)
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