Aquí estoy Walt, tardía, llegué con esta forma
de mujer, tan fresca
como una de las hierbas que crecen en tu tumba.
Soy de una isla, me enuncian los vientos del mar,
en mis ojos las palmas reverdecen
y por mi sangre ruedan las lágrimas blancas
del azúcar.
Tengo algo de tabaco porque hay humo
en mi voz, y embriago
- lo he notado-
los que escribo.
Aquí estoy Walt, no te pregunto, voy y me pongo
a tu lado,
sobre tus hojas, sin sed, de espíritu a espíritu
te abrazo.
Es cierto Walt: También yo hablo con Dios,
yo soy la prometida del amor.
Aquí estoy, tan grande, que ajusto
tu estatura,
y de tu libro (que es un hombre siempre joven del prado)
tuve este hijo.
El mundo aprobará que lleve tu nombre.
Teresa María Rojas, incluido en Cinco poetisas cubanas (1935-1969) (Ediciones Universal, Miami, 1970, ed. de Ángel Aparicio Laurencio).
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