Me encontré a una negra
que estaba llorando
le pedí una lágrima
para irla analizando.
Recogí la lágrima
con todo cuidado
en un tubo de ensayo
bien esterilizado.
La miré por un lado,
por el otro y de frente:
tenía un aspecto de gota
muy transparente.
Mandé traer los ácidos
las bases y las sales
las drogas usadas
para casos tales.
Probé en frío
experimenté en la lumbre,
y todas las veces
me dio lo de costumbre:
ni señales de negro,
ni vestigios de odio.
Agua (casi todo)
el cloruro de sodio.
António Gedeão en Máquina de fogo (1961), incluido en Antología breve de la poesía portuguesa del siglo XX (Instituto Politécnico Nacional, México, 1998, selec. y trad. de Mario Morales Castro).
Otros poemas de António Gedeão
Hermoso poema y realmente la claridad del alma de las personas no está en el color de la piel.
ResponderEliminarAleccionador y bello. Un abrazo 🤗
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