Qué puedo decir-
te: polillas gordas
golpean la luz
y caen en el papel, que está
caliente porque la noche es calurosa,
manchan con sus grises
cuerpos resplandecientes lo que estaría vacío
Era la adicción
por las historias, toda
historia sobre sí misma o cualquier otro
condujo al sabotaje de cada relato
y a todos esos secuestros
Historias que podrían contarse
en noches como esta para recordar las pérdidas,
letanías de huidas, malas novelas, thrillers
carentes de villanos;
ahora ya no hay nada que escribir.
Ella lo daría casi todo
por tenerlos de vuelta,
esas casas destruidas, platos rotos, calendarios,
ropa desgarrada con los cuellos desocupados,
camas profanadas por cuerpos nuevos,
lo que estaría vacío
esos rostros se disiparon en los ríos
en los arbustos de las cunetas
donde las luces apuntan, sin rastro ni salvación
todo excepto esta hoja vacía
de papel sucio
en la que ella es libre de hacer cualquier cosa
Quién sabe qué historias
la podrán saciar
quién sabe qué barbaridades
le habrán sido infligidas a ella
y a otros por ella misma y por otros
en el nombre de la libertad,
en el nombre del papel
Margaret Atwood en You Are Happy (1974), incluido en Aullido (Internet, 23 de octubre de 2023, trad. de Ana Bizcocho Palma).
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