No te busqué , no te pedí: viniste.
Y desde que yo nací hubo mil cosas
que ante mis ojos se dieron con igual
simplicidad: el sol, la mañana de hoy,
esa flor que es tan grácil que no la quiero,
el milagro de las fuentes por el estío...
Viniste (el sol vino también, la flor,
la mañana de hoy, las aguas...). Alegría,
pero callada y serena alegría,
entendimiento puro, natural
encuentro, natural como la llegada
del sol, de la flor, de las aguas, de la mañana,
de ti, que no había buscado ni pedido.
¿Y el amor? ¿Y el amor? ¿Y el amor?
—: Viniste.
Sebastião da Gama en Campo aberto (1951), incluido en Antología breve de la poesía portuguesa del siglo XX (Instituto Politécnico Nacional, México, 1998, selec. y trad. de Mario Morales Castro).
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