Huid de amor, zagalejas;
huid si vivir queréis,
que verme morir amando
escarmiento os puedo ser.
No fiéis de sus caricias,
no de sus gustos fiéis,
que cual sirena engañosa
regala para ofender.
Huid de sus tiranías,
que, disfrazadas, tal vez
áspides son entre flores,
si flores al parecer.
En los tormentos que paso
cerca el ejemplo tenéis;
miradme y veréis, zagalas,
este enemigo quién es.
Mirad la tristeza mía
y en ella conoceréis
su tirano maltratar,
mi continuo padecer.
Mirad mis lágrimas tristes
y en su corriente veréis
deste tirano lo injusto,
deste traidor lo cruel.
Violante do Ceo, incluido en Las primeras poetisas en lengua castellana (Ediciones Siruela, Madrid, 2016, ed. de Clara Janés).
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