El sol brillaba en mi choza
y mis mujeres eran bellas y flexibles
como las palmeras en la brisa nocturna.
Mis hijos se deslizaban por el gran río
con sus profundidades mortales
y mis piraguas luchaban con los cocodrilos.
La luna, maternal, acompañaba nuestras danzas
al ritmo frenético y pesado del tam-tam,
tam-tam de la alegría, tam-tam de la indolencia
en medio de los fuegos de libertad.
Luego, un día, el Silencio...
los rayos del sol parecieron apagarse
en mi choza vacía de sentido.
Mis mujeres aplastaron sus bocas pintarrajeadas
contra los finos y duros labios de los conquistadores de ojos acerados
y mis hijos cambiaron su apacible desnudez
por el uniforme de hierro y de sangre.
Tu voz se apagó también
las cadenas de la esclavitud desgarraron mi corazón
tam-tam de mis noches, tam-tam de mis padres.
David Diop, incluido en Diwan africano. Poetas de expresión francesa (Editorial Arte y literatura, La Habana, 1988, selec. y trad. de Rogelio Martínez Furé).
Un poema durísimo, pero así fue, la esclavitud fue un horror.
ResponderEliminarGracias por compartir
Bajo esa aparente sencillez. Un abrazo 🤗
EliminarSolo conoce el dolor y puede hablar de sus padecimientos
ResponderEliminarquien en su cuerpo a recibido los azotes de la vida sin merecerlo
Todos se lamentan pero casi nadie se compadece
pues las palabras en la boca de ella hacia afuera son una cosa
hacia adentro contienen la verdad, la impotencia, la vergüenza
hablar de la humillación. la denigración, que el primero arroje la primera piedra
pues de las culpas , las soberbias, las arrogancias,
Están como los jardines para justificar , disimular, las apariencias
Mientras los que fabrican monstruos siguen su siembra
Hay dos cosas que corren con diligencia la vida y el tiempo
Tarde o temprano una alcanza a la otra, Unos hablan de Justicia...
Tu que crees , nadie escapa de la conciencia ...
Yo digo que hay mucho mas de la casualidad y causalidad...
Gracias por tu interesante aportación. Un abrazo.
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