Patria dispersa: caes
como una pastillita de veneno en mis horas.
¿Quién eres tú, poblada de amos,
como la perra que se rasca junto a los mismos árboles
que mea? ¿Quién soportó tus símbolos,
tus gestos de doncella con olor a caoba,
sabiéndote arrasada por la baba del crápula?
¿A quién no tienes harto con tu diminutez?
¿A quién aún convences de tributo y vigilia?
¿Cómo te llamas, si, despedazada,
eres todo el azar agónico en los charcos?
¿Quién eres,
sino este mico armado y numerado,
pastor de llaves y odio, que me alumbra la cara?
Ya me bastas, mi bella
madre durmiente que haces heder la noche de las cárceles,
ahora me corroen los deberes del acecho
que hacen del hijo bueno un desertor,
del pavito coqueto un pobre desvelado,
del pan de Dios un asaltante hambriento.
Penitenciaría Central, octubre 1960
Roque Dalton, incluido en Poesía contemporánea de Centroamérica (Los libros de la frontera, Barcelona, 1983, selec. de Roberto Armijo y Rigoberto Paredes).
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me gusta cuando callas y tu voz no se oye
ResponderEliminare gusta como escribes en tu blog
Pues me alegro de que te vaya gustando lo que publico, un abrazo.
EliminarCreo bastante acertado quien con un breve lapso literario: dice
ResponderEliminarMe gusta cuando callas - - - y tu voz no se oye
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No es necesario palabras en demasía
sino , mas bien aquellas certeras
como dardos o flechas
en el centro y alguna de ellas partidas..!
Compensan con un suave chasquido...
Si, no es la cantidad de palabras la determina el poema, sino la calidad.
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