abajo, me uno a papá mientras trabaja en
sus papayas en el calor de la tarde. él
poda algunas hojas y riego sus
tomates. más tarde araremos la
tierra en nuestros propios rincones del jardín.
en todo caso, tanto él como yo somos lenguas
y con años de diferencia, pero solo sabemos que
para sostener la vida surcamos la tierra
apartados. así es como llenamos nuestras canastas
con fruta, llenamos la mesa de casa con
platos de boniatos humeantes y
cuencos de sopa de calabaza. todo lo que
hace que saquemos de los surcos tallados
en el suelo. nada debe quedarse quieto si
vamos a quedarnos y, sin embargo, un día, nos
olvidaremos de levantarnos y llegará otro después
en que incluso la última fotografía de nosotros
habrá desaparecido. pera entonces este jardín se alimentará
de otro padre y su hijo, cuyas manos
empujarán y tirarán de la tierra como las nuestras una vez
hicieron, cultivarán algún otro cultivo con
otro nombre, bajo un color diferente del
cielo, así la tierra sigue siendo la tierra.
Cheng Him, incluido en Revista Kametsa (Perú, 28 de julio de 2021).
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