Una sombra otra sombra la noche baja
sobre tejados que no veo
las casas que la esperan sin saber
de la soledad pegajosa que las traspasa y me traspasa
a mí que no la espero ni la deseo
Y la siento sin verla descender entre altas ramas
oyendo un hilo de musgo y un susto que en secreto
me hace mirar al cielo
Cielo de incierta belleza mutilada
con la misma claridad que florece sólo un instante más
mientras muere
Cielo de sereno sueño con resplandores pálidos y abandono y miedo
y la lenta y trémula neblina de donde escurre y se desprende sólo
el calor real y posible de lo que es inmenso e imposible
en el ansioso terror de nunca más
se iluminan las calles
mientras que sobre nosotros y en nosotros la noche baja crece
y nos envuelve y nos libera y prende
Pero aquí donde estamos
ya no estamos
más que con manos desnudas y sin credencial de identificación
desafiando la noche y la confusión tentacular de las ramas
donde piensan que estamos
sin principio y sin fin anónimos volamos.
Mário Dionísio en Memória dum pintor desconhecido (1965), incluido en Antología breve de la poesía portuguesa del siglo XX (Instituto Politécnico Nacional, México, 1998, selec. y trad. de Mario Morales Castro).
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