El arte, mis queridas, no es limpiar
después del acto. Tampoco es lavar
el polvo con el jabón del tacto. De hecho
y de verdad, mis queridas, el arte es centro
muerto, entre comidas, entre especias
y deterioro. Llena el pan
barrido de obedientes tajadas de vida.
El arte son las cartas que enviáis a casa
sobre el hombre al que servís. O la ensalada
que traéis a mi salón de élites.
Mientras Manhattan observa la sopa
de nuestras afinidades. Y oímos hablar del golpe de estado
en vuestras islas. Donde copian el amor
como lo hago yo, como vuelvo una y otra
vez al arte. Quizás también es el tiempo
marcado por la arena en vuestros zapatos, derramándose
suavemente como un rumor. Codicio vuestros corazones.
En nuestro Dios creéis. Y es vuestro día libre.
Alfred A. Yuson, incluido en Lo último de Filipinas. Antología poética (Huerga y Fierro editores, Madrid, 2001, selec. de Jaime B. Rosa, trad. de Ellyde Maestre).
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Excelente visión poética de Alfred A. Yuson...
ResponderEliminarPues si, interesante.
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