Existe un pequeño lugar en este mundo
donde dicha, amor y lealtad hallan refugio;
todo lo que en el orbe es tan escaso
encuentra allí serenidad y espacio.
¿No conoces, acaso, el corazón materno?
¡Es seguro, abnegado, sincero y tierno!
Se alegra cada vez que tú te regocijas
y se hace cómplice de todas tus cuitas.
Cuando te hiere el alma la mezquindad
de aquellos que te ofrecen su falsa amistad,
si el desprecio y el odio se ceban en ti,
si la fe te abandona, si te hacen sufrir,
¡el corazón materno al punto se rebela!
Y es un solo lugar el que te queda
para volcar tu congoja y tu dolor:
el pecho maternal, vaso de amor.
Perdí otros corazones queridos en mi vida,
lloré por ellos, desdichada y perdida;
y muchos más pasaron por mi espíritu enfermo,
¡pero ninguno fue como el corazón materno!
Lydia Koidula, incluido en Altazor. Revista electrónica de literatura (1ª época, año 2, abril de 2020, Chile, versión de Albert Lázaro-Tinaut).
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