Sustancia onírica de Ámsterdam, Montpellier,
ciudades del Mercator sapiens,
somos los últimos dos Homo habilis enamorados,
nosotros hicimos el fuego inicial
y ellos las primeras adquisiciones y bonos
nosotros somos primos nupciales, práctica primitiva,
pero la sangre de Agar es tan diversa como un mar.
En esta tierra, Agar
no pudo ni siquiera limpiarse las lágrimas
con su propia sombra
aunque sí pudo en las estepas caucásicas
del errar rítmico donde se convirtió
en madre del primer judío,
y en los árabes pastizales últimos
donde se convirtió en madre del primer árabe:
Pero estamos más juntos
que cualquier genealogía de valles prehistórica
o de cualquier bulevar con restaurantes étnicos
unidos por las arboladas del amor moderno.
Ámsterdam, Montpellier:
hay una música en este lugar,
que desconoce tanto el orden
como el silencio, no hay piedad en esta metálica
y plástica y vinexeada ciudad
de pleno orden,
todo está limpio, a la noche, los comedores
de aluminio,
los halls de los restoranes yo asisto a ellos con vos,
la estamos pasando bien, pero estamos alienados,
la máquina que mantiene este lugar andando
y en pie hace ruidos extraños
como en Bizancio los cánticos cristianos del progreso.
Arturo Desimone en La amada de Túnez (2019), incluido en Nueva York Poetry (14 de agosto de 2021, EEUU, trad. de Lucas Brockenshire Hardenguey).
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