La pequeña, apretando entre las manos un mendrugo robado, sueña con las fisuras de la noche, con llantos de sal y de excrementos de pájaros. Cuando las heces de las rosas ensucien sus colgaduras desgarradas, arrastrando los pies batiendo las alas mezclando los suspiros furtivos de los torpes con los gritos sabios de los mudos, volverá el embaucador a ejecutar sus farsas cotidianas.
Dora Maar, incluido en en Tres mujeres surrealistas (Periódico de poesía, 28 de septiembre de 2020, UNAM, México, versión de Inmaculada C. Pérez Parra).
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