Surgió en la radio:
zarzuela que resiente el tiempo
y los mitos ya prescritos
de condes y gitanos.
Iba a girar la perilla mordaza
frente a la caducidad del argumento,
cuando surgió, inmortal,
la música que mi padre amó.
Aquella cuya belleza no desaparece
porque es como la luna,
eternamente móvil,
inquieta y majestuosa,
rítmica y azulada.
Y la dancé, solitario vaivén,
junto a la presencia amada entre las notas:
mi padre alborozado por la música
que reflejaba orígenes y huellas.
encuentro con el amor sin adjetivos,
suspiro agradecido a la vida primera,
a la herencia infinita,
a la conjugación de alientos y de voces
de mi familia emigrante de dos siglos,
que aún recorre con delicia
esa música hispánica,
que nos canta en la sangre.
La vicisitud caduca,
el argumento envejece,
las fórmulas caen en el vacío
de los años y la palabra muerta,
pero la verdadera música,
y la poesía que trasciende,
hermosas emociones
de la belleza plena,
permanecen y enraízan
en lo humano,
árbol eterno del espíritu,
interminable cepa
de lo amado.
Julieta Dobles Yzaguirre, incluido en Defender la palabra: 22 poetas de Costa Rica (Buenos Aires Poetry, Argentina, 2019, selec. de Carolina Quintero Valverde).
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Una belleza de letras, se lee desde el inicio hasta el final y ha sido una experiencia sin igual .
ResponderEliminarMe alegro de que te haya llegado tanto el poema de hoy, un abrazo.
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