Era nuestro único diamante
piedra dura de donde surgían aires italianos
que nuestros oídos respiraban el domingo a mediodía
Cuántas veces te has muerto Violeta
en los surcos de la tierra negra
en la sala del comedor
en nuestras tazas y platos
qué comíamos qué bebíamos
en torno de la gran mesa
Ah el diamante que como un ojo suave
leía largas cartas de amor
cayendo en mi oído de un sordo
era una llamada una sirena que ululaba
y se abría de pronto la puerta
en el momento mismo cuando el cucharón
se hallaba inmerso en el caldo.
Era un domingo de espera
esperábamos lo que ya estaba allí
¿nos sería dado recordar
que nadie más vendría?
Violeta agonizando en nuestros cuchillos
que deshuesaban el conejo
y todavía esperábamos.
Lejos estaba el mar lejos las montañas
la tierra era un disco plano y negro
también nosotros en este domingo habríamos quemado
a los adoradores de la redondez del mundo.
(Nota: pick-up era un tipo de tocadiscos)
Jean Portante, incluido en Altazor. Revista electrónica de literatura (1ª época, año 2, agosto de 2020, Chile, trad. de Marco Antonio Campos).
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