y afuera siento las calles
desiertas de mí
sentado en un sillón
inmóvil
inactivo
como esperando alguna acción
en torno a mí me miro
y repartido salgo a la calle
(desde el balcón me veo pasar)
sin manos pies ni cuerpo
camino por invisibles avenidas
que conducen a ninguna parte
la multitud busca ceder la soledad
que ocupan sus cuerpos
en una esquina
detrás de mi vació me escondo
y huyo dentro mío
quiero avanzar pero mi
cuerpo marcha hacia atrás
retrocedo de hambre y
me como a mí mismo
corro corro
corrrro
co
mo entre sombras sólidas
co rr rr o y no avanzo
hago una mueca y se re
pite e e
una y otra vez hasta el cansancio
se ha borrado mi imagen
de los espejos ... dónde
puse mi alma que no la encuentro?
(ah! Por qué sonrío si
Está tan triste nadie?)
...yo no sé quién me sueña
Brota en mí poco a poco su imagen
Que borra lentamente la mía
Pero entrando en medio de la niebla
empiezo a reconocerme:
camino lento / lento / lentaaa
mente
sin que el aire de la tarde lo advierta
cargándome quedándome
de cuadras de gente solo cada vez
de más y más gente más y más solo
hasta dejarme atrás en
una esquina del horizonte
(sin una música sin una sílaba)
Así no más como se deja el atardecer
...y retorno a casa
vacio:
SINMIGo
Marcelo Arduz Ruiz en Ascensión de la lluvia (2003), incluido en Poesía boliviana. Donde la nieve y los ríos son míticos. Antología esencial (Visor Libros, Madrid, 2015, selec. de Homero Carvalho Oliva).
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La soledad, al fin y al cabo, es un espacio misterioso
ResponderEliminarSin dudas una referencia perfecta de la soledad,que fluye para lo que estamos viviendo en este momento
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