me la roban, por él la sacrifico.
Él es quien guía a la religión de los efebos
y su belleza es un prodigio que confunde a quienes le siguen;
sus ojos causan el efecto de la vara de Moisés
en quien acepta su llamada sin rebelarse,
corre desde ellos al corazón del amante
una serpiente que lo mata con su picadura,
¿y qué amuleto puede protegerlo?
Los corazones de los enamorados
se pierden, por su orgullo, en un desierto como el de Tih.
Es ardiente mi sed y si él quisiera
haría brotar las fuentes
que son los labios de su boca.
Las lanzas de sus ojos abren, como la vara de Moisés,
el mar de la pasión para hundir al amante,
y si me adentro, exponiéndome al peligro,
me sumergen en él con el ejército de mi paciencia.
Grito: Soy un creyente de su amor,
ay, ojalá la religión del triste me salvara.
Ibn Sahl de Sevilla, incluido en Amores iguales. Antología de la poesía gay y lésbica. Panorama general (La Esfera de los libros, Madrid, 2002, selec. de Luis Antonio de Villena, trad. de Teresa Garulo).
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Muy bueno.Gracias por compartir
ResponderEliminarMe alegro de que te guste.
EliminarPor un Yo el Tuyo manchara lamentable edición y el mío volcán tuviera sulfatarnos vulcanizados.
ResponderEliminarUn volcán el poema, si.
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