jueves, 19 de diciembre de 2019

Poema del día: "Muerte por fuego", de José Antonio Mazzotti (Perú, 1961)

Una aureola cicatriza por el cielo un flash cortante
Descuelgas tu trenza Kalypso el prófugo de los humanos
Encerraste el abanico refrescado siete años por la brisa
Que creaste del Soplo Divino el duradero el que fecunda
Las piedras en la playa y la espuma del pez espada
Las plantas transparentes del sobaco de los puentes
Los huevos de esmeralda de las aves legendarias
Tu soledad de halo jubiloso que refrescaba la noche

En Ogigia gustaban tus gotas bailar y asomabas la cabeza
Buscando al peregrino abandonado en el cuaderno silente
Tú lo escribiste pero ahora nada dices ahora desapareciste
Secuestrado por los malignos elementos las mareas
Solías cantar en las mañanas y el suelo relumbraba
Tu risa dirigía las orquestas de abejorros tus delgados
Labios pronunciaban discursos de chubasco el pueblo
Te era devoto y ofrendaba coca y cuyes en tu santuario

Amaste con la calma intensidad del cometa contemplaste
Atardeceres simultáneos con tu Herida Abierta
Porque el Reino del Señor se extiende de tus plantas
Y crecen rosales rozando tus tobillos oh Aparecido
Salve tu amor mi amor ausente Salven
Tus manos las montañas horadadas las planicies
Arrasadas las profundidades donde caen los moluscos
Al vertedero insaciable Líbranos Apu Kalypso
De amar todos los seres sin poder tocarlos

Abrumado por los menesterosos desapareciste en el mar
Abandonaste puro tus huestes por delito de insolencia
Y ahora la miasma radiante la mancha de fuego se apodera
De las caparazones de los boticarios de la piel de la arena
Perdidos en su ignorancia rampan despampanantes
Los corazones macerados en vinagre de ajenjo y miel
Amenizando las almenas curioseando en los portones
Donde abandonan las madres a sus recién nacidos

Esta ladera de iglesia de orines radioactivos
Esta cuchilla saliendo del mástil del aire perdido
Este chillido de ave avezada enviada para comer vísceras
Este revólver de sentidos indistintos y balas babosas
Compiten ante ti y ante ti coleópteramente murmuran
Tu fama curadora de cristales y de labios de aluminio
Tu figura alargada que erecta los espíritus del valle
Tu sombra soberana creciente mientras el Sol se oculta

Y agitas tu fragancia de orquídeas tu chaleco espacial
Vuelves para tatuarnos los olvidos bienintencionados
Incurres en manías monetarias y en cálculos minuciosos
Hablas poderoso por los ríos secos por los altoparlantes
Inundas los temores con arrepentimiento y alcohol
Oh Aparecido ya seas hombre / ya seas mujer permítenos
Acariciar los pétalos de plata besar la espuma de felpa
De bocas de los copos de sabiduría eterna y retornable

Salve esa cresta de obsidiana de abultada penumbra
Su amor caracolesco de chasquidos y troncos flotantes
Su sangre insuflada de polen y de savia de dolores
Infinitos por la ausencia de estrellas por la sombra
De la lluvia ascendente como espina y su boca de rosa
Salve grandísimo puto de los avernos insaciables
Donde se pierde el niño acurrucado de bakelita
En una masa insomne y en un bulto sin cabeza

José Antonio Mazzotti en Apu Kalypso (Hipocampo Editores, Lima, 2015), incluido en Ritmo (nº 20, julio de 2013, UNAM, México).

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2 comentarios:

  1. "El sobaco de los puentes". Qué metáfora tan poética! Esta comparación, por sí sola, salva al poema.

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