su juncal con luna es,
y lo con nos arrecido
arde alredor y ve.
Ve, pues tiene ojos grandes,
tierras claras su ser.
La noche, la noche, las sales.
El niño de los ojos ve.
Él ve, ve, vemos,
yo te veo, tú ves.
Resucitará el hielo,
la hora dará después.
Paul Celan en La rosa de nadie (1963), incluido en Obras completas (Editorial Trotta, Madrid, 2002, trad. de José Luis Reina Palazón).
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