Conminarás la luz con vuelo de polilla, y dirás háblame. Yo hablaré. Yo.
Polilla. Yo. Duración del vuelo, olor delicioso de un ala quemada.
Se llama ciudad. Yo me llamo ala. Te llamas ciudad. De limo. De líquido similar a la lágrima. Sí.
Yo. Hablaré con el agua que ojos depositan.
Hablaré con sangre de menstruación, de costra. Sí. Tú. Hablarás. No.
Yo no hablaré. Negaré lo que has dicho. Ala. Lágrima. Noche. Casa —de muchacho— tú, casa
de puta crucificada a la nieve, puto dormido en la abscisa de la balanza: un fiel (dinero),
fiel —es— (poder), un fiel (yo tengo) ¿Ves? La ternura es tener. Yo me llamo Tengo.
Tú te llamas Hambre. Tengo. Hambre. Una sed es lucha y un poema es beber. Muchachito
dominado por la masa y la duda.
Estos muchachitos son todos mi casa. Soy con ellos Beber
Pongo fin a la luz ¿Es la sombra ceguera? Lucha, revolución, proletarios de la belleza y las
fábricas de muerte. Fábrica. Muerte
Sanar es ceguera. Ahora vas a hablar. Pronunciarás Pedro por no decir fábrica. Nombre de
quién, las luces, las luces.
Horror. Electricidad. La ternura es lo ígneo comiéndose una casa.
Qué país no es casa. Vuelo de polilla dispuesta a estrellarse contra la ampolleta caliente. Vuelo.
Huir. Casa. Caliente.
Negaré lo que has dicho. Hablar. Ceguera. Tú te llamas Hablar.
Pedro Montealegre en La palabra rabia (2005), incluido en Doce en punto. Poesía chilena reciente (1971-1982) (UNAM, México, 2012, selec. de Daniel Saldaña París).
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Te dejo la tesitura de la calle...
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