Y fue mi juventud el mar que canta.
¿No surge el astro ya sobre la cumbre?
¿Por qué soy como un mar que ya no canta?
No rías, Mevio, de mirar la cumbre
ni escupas sobre el mar que ya no canta.
Si el rayo fue, no en vano fui la cumbre,
Y mi silencio es más que el mar que canta.
Franz Tamayo en Scherzos (1932), incluido en Poesía boliviana. Donde la nieve y los ríos son míticos. Antología esencial (Visor Libros, Madrid, 2015, selec. de Homero Carvalho Oliva).
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