y amanezco descompuesta por lo violento del dolor,
por Sajr —y qué otro joven como él—;
qué día de calamidad, de gualdrapa alanceada,
y qué enemigo mortal cuando atacaba
para hacer valer a un agraviado por derecho,
¡Nunca vi entre los genios calamidad como la suya!
¡Nunca vi entre los hombres calamidad semejante!
Ni hombre más enérgico al hacer frente
a los azares del destino,
ni más noble y directo en los asuntos graves
¡cuántos huéspedes llamaban a su puerta y pedían asilo,
con el corazón erizado por el menor murmullo!
¡Qué noble y de fiar era! La noche caía sobre él
y lo encontraba libre de preocupaciones.
La salida del sol me recuerda a Sajr,
y lo tengo en mis labios a cada puesta,
y de no ser por la multitud que a mi alrededor
llora por sus hermanos, me daría muerte sin vacilar.
Pero sigo viendo a una madre que ha perdido a su hijo,
que llora y se lamenta a gritos por el día aciago,
la veo, desesperada, sollozando por su hermano
la tarde de su desgracia o anteayer,
no lloran a nadie como mi hermano, pero yo,
por el mío, me consuelo a mí misma al dar el pésame.
No, por Dios, no te he de olvidar,
hasta que me aparte de mi sangre y se cave mi tumba,
porque el día que me separé de Sajr dije adiós
a la más hermosa de las criaturas,
mi delicia y mi solaz.
¡Pobre de él y pobre de mi madre!
¡¿Va a estar en su sepulcro día y noche?!
Al-Khansa, incluido en Poesía árabe clásica (Titivillus, Internet, 2017, selec. de Alfonso Bolado).
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hermoso canto extremo de dolor , la literatura árabe clásica ha dejado piezas que develan sentimientos profundos en el duelo.
ResponderEliminarUna poesía que me gusta mucho.
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