nombres espléndidos de los fuertes blancos, que cantan suave a mis sueños.
Mi nombre que sueña, la gota de sangre portuguesa, ah querida ah, que danza las viejas saudades.
Así fue, desembarcaron. Los recibimos como a máscaras pintadas, las rodillas en tierra. Desembarcaron bajo las alas azules, velas blancas de los Alisios
En la arena y el sol puros, bajo el sol y la arena fervientes.
Ebrios de esperma y de furor, desembarcaron, ebrios de fe, a un vino fuerte semejantes.
En la arena construyeron fuertes como florones, en setecientos kilómetros.
Y almenas. Y su fuerza se vino abajo
Y de todo esto sólo quedan los sueños azules de los turistas, y es muy bello.
Pero las visiones del poeta, las construiremos en la piedra de Rufisque.
Cavaron en la colina de gres rosa, hasta el basalto negro del alma
En el basalto sellaron su corazón, la Venus rítmica de Grimaldi.
La que hace caer las lluvias de misericordia en las invernadas cíclicas
Cuando el hambre aja el gozo y los huesos hace sonar como olifantes
0 la miseria humilla los vientres blandos.
Pero yo sueño en la fe furiosa, en la ternura portuguesa.
Saudades de los tiempos antiguos, y la brisa era fresca y húmeda era la invernada.
Saudades de mis nostalgias, pienso en la Africana, en la Peule de oro oscuro en ti. Tu gota de sangre ibérica, dulzura y fervor como una piel.
Como un canto gregoriano, ¡no!, como una canción de cuna malinké.
Léopold Sédar Senghor en Lettres d'hivernage (1972), incluido en Poesía negra. Antología de poesía africana francófona contemporánea (Colegio Oficial de Aparejadores y Arquitectos de la Región de Murcia, 2007, selec. y trad. de Francisco Torres Monreal).
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