—dice—
mientras él forcejea con los brazos
que se le alzan solos
que buscan poseídos la hojilla
para abrir todas las carnes desde su pecho oscurecido
mientras, también, pugna con las piernas que se desplazan al lugar
donde quemarse
donde quemar la vida quieren
ahí se oye toda la lucha de siempre
la intensión es la fuerza que despereza el cuerpo
se sabe
el cuerpo: amigo de la muerte
inquilino del alma
causa de la lápida que visitan pájaros y gatos
sombra de los movimientos del pensamiento
templo que se autodestruye por falta de fuego
que oye el gallo que anuncia la noche
embriagado con la pereza
mal acostumbrado a las vibraciones más groseras
que olvida su próxima fecha de vencimiento
indistinto del cielo
que vio luz saliendo unido a Ella
espejo de todos los que pasarán por este mundo
maestro
que hace resistencia
que se la pasa viendo lo invisible
forcejean recorriendo los astros del cuarto
tumbando los discos del alba los libros que muchos pobres no leerán
porque sólo pensarán en dinero,
le agarra ese bello pelo largo hecho de viento
lo tira a la esquina
y se muere de la risa cuando cae (n)
él y su templo
así se aprende la lección
con mano dura sobre la mano dura, alzada
para saber quién es el que Manda.
Jairo Rojas Rojas en Los plegamientos del agua, incluido en Ritmo (nº 22, ene.-abr. de 2015, UNAM, México).
Otros poemas de Jairo Rojas Rojas
Toca aquí para ir al Catálogo de poemas
Buen poema...
ResponderEliminar