Rostro al cenit
como aquel que mira el nacimiento de un astro;
lento/ para que oigas la lluvia
del primer día del mundo;
que tus manos titilen luz, de nuevo; cierra el ojo
para que el cuerpo sea de agua
que se pliega y repliega —viva—
alza los brazos como las olas
al momento de revelar sus secretos
mueve la muñeca de loca
como la primera constelación que apareció en el agua,
escucha el repique de tambor del corazón
que ya no sabe si habrá porvenir /
(la idea es unirlo todo)
(con la espiral de tu pecho)
Y aúlla
para que venga tu familia,
intenta no llorar cuando vacíes tu cabeza.
No ahorres. Sin miedo.
Baila para que el esqueleto se cubra de oro
porque tu venganza es no dejarlos dormir / tranquilos
a los vencedores
percutiendo la luna llena con tus dedos extasiados;
acá no interesa las polaridades eres lo lejano
aquello ahora bulle en tu sangre
en tu cuerpo boga,
la sangre es otro río que delira
para que se estremezca el corazón de los árboles y las estrellas
y de los muertos, aún más,
del ángel que ya tuvo altar
no esquives los fantasmas, sino baila en ellos
con ellos
dentro de ellos
que te arrinconen, lleva tus sombras
a la esquina y
da las gracias por meterte
en la grieta de sus corazones
que cuelgan desde el cielo pidiendo
contacto contacto
y ábrele las manos como flores matutinas
que te añoran
llénalos de letras que no entienden los poderosos
esa será tu ofrenda a la orilla de la laguna
y gira gira gira gira gira gira gira gira gira
gira como la constelación que te imita
que es la forma más bella de violentar el desgano
y la manera más divertida de ampliar los círculos
que abren el cielo.
Forma un puente con tu cuerpo
y después no te olvides de zapatear en el tierrero
para que el sol oficie uniones perdurables
y de paso a la lluvia en la ciudad del cielo quebrado
zambúllete en el aire lleno de gritos y lamentos
con todo y alpargatas
y besa con el cuerpo que así se dibuja el halo
que te identifica, pero hazlo ya
para que corcovee la muerte
dibuja tu verdadero nombre en cada movimiento
que tanto solicita el Santo Negro
que ya pide el añejo y la llamada de los espíritus
los mismos
que tanto le gustan cuando meces el mar:
así se borra el mundo y es su más bello homenaje.
Jairo Rojas Rojas en Geometría de la grieta (2020), incluido en Nos siguen pegando abajo. Brevísima antología arbitraria. Colombia-Venezuela (LP5 Editora, Chile, 2020, selec. de Néstor Mendoza y Gladys Mendía).
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¡Excelente poema de Jairo Rojas!
ResponderEliminarUn poema muy elaborado.
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