alguien pone la sangre de sapo en mi cuerpo
para bromear —no opongo resistencia
en la oscuridad liberan los faroles chinos de papel y fuego al aire, no sé quienes, queman
petardos, hacen ruidos
—de repente, por arte de magia, se apagan todas las velas juntas— el día
de la fiesta se va a otra dirección como el viento, el sonido de
la flauta ya no suena, quiero saltar al agua
si es que encuentro agua, dentro respiro
levantando la cabeza —Suparna no me gustan como a todos los seres humanos
la luz, la ilusión— se ensanchan
mis pies ahora poco a poco, temo el sonido de los
cascos de los caballos, respiro veloz, adelanto el reloj
cada día con mis dedos —nada de esto me gusta— cuando venga
el invierno Suparna dormiré tres meses
Una vez al despertar vi la nube inclinada en mi
ventana —todo estaba oscuro
no se podía ver la uña de mi dedo— aquel día
lloré al recordarte y dormí de nuevo con el olor
de los pelos quemándose al encender la cerillas.
No soy como todas las personas ahora —me apetece saltar de golpe
al salir a la calle —no me gusta sentarme con la cabeza
reclinada hacia el amor por tres meses— al oír
el sonido de los movimientos humanos
respiro veloz —corro por el mismo camino
por donde vine, ¿por qué se corre? No me gusta,
cuando venga el invierno Suparna, dormiré tres meses
(*) Suparna es un nombre femenino de India.
Bhaskar Chakraborty, incluido en La pared de agua. Antología de poesía bengalí contemporánea (Olifante Ediciones de poesía, Zaragoza, 2011, ed. y trad. de Subhro Bandopadhyay).
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