—¡que mujer más buena!— Cuando la enterraron,
parientes y amigos, todos la lloraron
con pena muy honda, con amargo duelo.
Solo yo vagaba por la casa, atónito
más que triste; y cuando pegado a la caja
me vieron, algunos me echaron en cara
que viera todo eso sin gritos ni lloros.
Las penas chillonas muy pronto se esfuman:
desde hace tres años, otras emociones,
bienes y desgracias —y revoluciones—,
en sus corazones su memoria ocultan.
Solo yo recuerdo —y a menudo lloro;
desde hace tres años, cada vez más fuerte
igual que una seña que al árbol le hiere,
su recuerdo crece más grande y más hondo.
Gérard de Nerval en Annales romantiques (1835), incluido en Antología de la poesía romántica francesa (Ediciones Cátedra, Madrid, 2000, ed. de Rosa de Diego, trad. de Pilar Andrade).
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arrastrando nostalgia y dolor...
ResponderEliminarNo toda manifestación de una emoción es sincera y algunas veces cuanto más discreta..más profunda.
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