Donde el cálido sol hacía tus sones melodiosos
Y tus voces quejidos del eterno trabajo;
Tú música hablaba con fluidos y líricos lamentos,
Te han atrapado en el bosque de tu meditación,
Donde los sabuesos olfatearon tu nota susurrada
Y sólo los pájaros y las flores comprendieron
La dulzura con que sollozabas y te ahogabas;
Y te pusieron en esta sala de mármol
Con figuras que endureció el orgullo, con la conciencia atormentada,
Como si contemplaran a la fuerza un carnaval,
Para las cuales un espíritu extranjero y vandálico ha intentado
Modelarte en las maravillas de los virtuosos,
Queriendo ahogar tu belleza entre los truenos de una orquesta.
Claude McKay, incluido en Poesía negra (Biblioteca virtual, Internet, s. a., versión de Marcos Fingerit).
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sólida expresión vivencial...
ResponderEliminarHermoso poema amigo, Gracias
ResponderEliminarMe alegro de que te guste.
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