A Bruno Szwajcer
Huye la noche del fulgor de las soledades,
Y éstas se vuelven hacia el limo
Como hacia el lustre de las golosinas;
Y las berzas aseguran su sueño.
Ya no lucha tu hambre, se alboroza
Sobre vastos impulsos. Y las matas
De mandioca anexionan su espacio.
A lo lejos, acogiendo al crepúsculo del cerro,
Junto al campo soluble,
La cabellera de los maizales acompaña al batallón de las islas:
El silencio les aboca al aguacero.
Con nubes de esperanza, como cuando
Las infancias de antaño, el pastor desaltera
La resignada espera de la espiga, con el dorso apoyado
En la alegría de las ansias que piden que se active
La cosecha —¡surge entonces la llama
Allá donde los asnos cuidan esta mies merecida!
Nimrod, incluido en Voces del Sur. Aproximación a la poesía africana (Biblioteca Virtual Omegalfa, Internet, s. a., ed. de Equipo Fénix, trad. de Javier del Prado).
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rural...
ResponderEliminar¡míralo bien dos veces y no te fíes de las flechas en los ojos!
ResponderEliminarPosada mas que acertada!
ResponderEliminarFascinante poeta.
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