La campana toca el ángelus
y al sonar su postrer eco
todo está como Dios manda
divinamente en su puesto.
Los pájaros en los nidos,
las estrellas en el cielo,
la soledad en las horas
y entre las ramas el viento.
La media luna en los lagos,
en las sombras el misterio,
las palomas soñolientas
en las cuevas del alero,
los faros sobre las rocas,
en las flores los insectos
con las alas replegadas
bajo el dosel de los pétalos,
los rosarios rumorosos
en las manos de los viejos
y en las almas de las novias
la plenitud del deseo.
En la ribera las barcas,
sobre las cruces los cuervos,
y los ritmos de las fuentes
en las ondas del silencio...
Todo está como Dios manda
divinamente en su puesto,
solamente mis dos brazos
vacíos quedan, mi dueño...
María Eugenia Vaz Ferreira en Fuego y mármol (1903), incluido en Antología crítica de poesía modernista hispanoamericana (Alianza Editorial, Madrid, 2008, ed. de Mercedes Serna Arnaiz y Bernat Castany Prado).
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Hermosa poesía....
ResponderEliminarSin duda...
Eliminargustome!
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