No confía en mis acciones:
Llegó el día y yo estaba antes que el sol
afuera; aperos limpios, listos.
Campo de todo, arduo,
ciudad de la memoria y su contrario.
Devuelto, al mediodía, no dije
dónde estuve.
No me esforcé en agradarle, quiso
y yo hice lo contrario, salí.
Aperos que se gastan, listos.
A la noche, comimos en silencio
y la ofendió que fuera el mismo.
Un hombre que trabaja.
Pablo Armando Fernández, incluido en Nueva poesía cubana (Ediciones Península, Barcelona, 1970, ed. de José Agustín Goytisolo).
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Precioso! Gracias por acercarnos la poesía de un compatriota.
ResponderEliminarBesos
Si, es un buen poema.
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