Nuestras manos acechan
una rosa distante,
que llega consumida,
persiguiendo en el aire
sus cien rumbos tronchados.
Vientos de perdición
le taladran las sienes.
¡Pobre flor esquemática,
en vano intentaremos
soldar a un nuevo tallo
tu juventud deshecha!
Nunca más los caminos,
ni el susto delicioso
de la escondida curva,
ni el abrazo del polvo,
incitante, reseco.
Ya todo será oscuro.
Viejos hierros decrépitos
mancharán de negrura
tu vigor abdicado.
Llora un claxon tu muerte,
sin alma, en la cuneta.
Ernestina de Champourcin en La voz en el viento (1931), incluido en Peces en la tierra. Antología de mujeres poetas en torno a la Generación del 27 (Fundación José Manuel Lara, Sevilla, 2010, ed. de Pepa Merlo).
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