Perdí mis fuerzas y mi vida,
y mi alegría y mis amigos;
hasta perdí incluso el orgullo
que hizo creer cierto mi genio.
Conocí un día la verdad
y me creí que era una amiga;
en cuanto yo la comprendí
y la sentí, de ella me harté.
Y, sin embargo, es eterna
y quien pasara aquí sin ella
todo ha ignorado de este mundo.
Habla Dios, hay que responderle.
Me queda un bien únicamente:
haber llorado algunas veces.
Alfred de Musset, incluido en Revue des Deux Mondes (1841), incluido en Antología de la poesía romántica francesa (Ediciones Cátedra, Madrid, 2000, ed. de Rosa de Diego, trad. de Evelio Miñano).
Otros poemas de Alfred de Musset
Al Señor V. H., Ensueño, Tristeza
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es un poema de soledad, sin duda
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