Un hombre, el más solo de los solos, ¿es sólo el más solo de los solos? ¿es sólo un hombre solo?
en la boca del hambriento, por ejemplo, un día + otro día no son dos días sino una eternidad,
un árbol + otro árbol tampoco son dos ni mucho menos un bosque, aunque bajo la lluvia, sobre
todo en otoño, cale hasta los huesos la tristeza,
una lluvia + los charcos entre las hojas + el camino de tierra que lleva hacia otros pueblos no son
tres sino el mismo otoño del que hablaba,
las cuatro estaciones, a grosso modo, son siembra y cosecha,
cinco son los libros pero son uno y caben en una sola mano cuando ésta se abre como un libro,
la raíz cuadrada de un roble padece por cada hoja arrancada y se abraza a la tierra
desesperadamente hasta engendrar nuevos robles donde ya se oyen cantar los pájaros que se van
siempre por las ramas,
no es lo mismo restar horas que la última hora o dividir de un golpe los pocos dientes que aún
sonríen,
dividir para gobernar no es dividir ni gobernar cuando amar es crecer y multiplicarse,
¿qué recta es la distancia más corta entre un pájaro y un suspiro, entre una vocal y una
consonante, entre mañana y lo que vendrá?
Nunca alcanzan los dedos para contar ni un solo segundo de sufrimiento,
pero hasta el mismo infinito siente envidia de un corazón que ríe.
Alberto Szpunberg en La Academia de Piatock (2010), incluido en Caravansari. Revista de poesía contemporánea en lenguas peninsulares y árabe (nº 1, primer semestre de 2006, Associació Cultural Caravansari, Barcelona).
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