Las luces de la calle, a lo lejos, están encendidas, como incontables estrellas.
Las estrellas del cielo se vislumbran, como las incontables luces de la calle.
Pienso en el espacio indistinto; seguro que hay una ciudad hermosa.
En la ciudad hay bienes, seguro que son tesoros que el mundo no posee.
Echa un vistazo: la pálida Vía Láctea seguro que no es tan grande.
Pienso en los Niu Lang y Zhi Nú del río; seguro que podrán montar encima de la Vaca y ponerse
en ruta.
Pienso en ellos; en este momento, seguro que están paseando sin hacer nada por las calles del
cielo.
No lo creas. Por favor, mira el meteoro. El susto que te has dado es porque son ellos
Los que llevan las linternas mientras caminan.
15 de marzo de 1922
Guo Moruo, incluido El cielo a mis pies. Antología de la poesía china moderna 1918-1949 (Ediciones Hiperión, Madrid, 2013, selec. y traduc. de Blas Piñero Martínez).
Otros poemas de Guo Moruo
El perro celeste, La ciudad celeste
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Bellísimo y moderno. Saludos, Francisco.
ResponderEliminarNo es fácil crear este espejo.
EliminarCósmico, la otra palabra que se me ocurre es: interesante.
ResponderEliminarMucho. Una sorprendente evolución la de la poesía china del siglo XX.
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