mientras que la izquierda escucha en la blancura;
la almohada se calienta y la volteo
y una brisa marina se va colocando en el sofoco;
la oreja la recoge de la tela.
Si pongo el oído izquierdo subo por la Barranca del Muerto,
me pierdo en la ciudad,
me sorprendo desnudo en el camión.
Si pongo el oído derecho,
me llega tu calor, sueño con partidos inacabables de frontón.
La misma almohada, como si llevara en su blancura
caracolas distintas, me guía,
y a mí que me muevo dormido,
me van llevando los sueños.
La almohada es una concha que despierta de noche
y que en el día recibe el sol plácidamente.
Antonio Deltoro, incluido en Tigre la sed. Antología de poesía mexicana contemporánea 1950-2005 (Ediciones Hiperión, Madrid, 2006, selecc. de Víctor Manuel Mendola, Miguel Ángel Zapata y Miguel Gomes).
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Despertar a la almohada
ResponderEliminares la tarea cotidiana de los sueños.
Un saludo
Eso es, si. Un abrazo.
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