El amor verdadero no es hijo de un instante,
ni su eslabón sirve para hacer fuego a voluntad,
sino que, a su aire, nace y anda,
tras largo entretenimiento, que afirma su cimiento.
No lo rondarán entonces conjuros o rupturas,
ni se alejará ya nunca del asiento y el crescendo.
Lo que viene a confirmar el que veamos
toda obra hija de un instante morir en su siguiente.
Yo soy empero tierra durísima, pedernal puro,
del todo remisa a los esquejes, insumisa,
si bien aquella planta que en mí arraiga
ya no tenga —en primavera— cuidado de las lluvias.
Abu Muhammad Alí ibn Hazm, incluido en Treinta poemas árabes en su contexto (Ediciones Hiperión, Madrid, 2006, selec. y trad. de Jaime Sánchez Ratia).
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Me encantó. Gracias.
ResponderEliminarMe alegro mucho, hay más poemas de él por el blog. Un abrazo.
EliminarParece escrito hoy mismo...
ResponderEliminarFerran Fernández
En la mayoría de las cosas no hemos cambiado nada.
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