Sobre la montaña del silencio, en mi promesa
con los penitentes, se alzó mi frente
(mis brazos estaban extendidos hacia una roca).
¿Cuándo, padre mío, pasará mi cáliz?
¿Cuándo, padre mío, descenderé mi camino
hacia mis hermanos ? Elevo hacia ellos mis párpados
y me río del tumulto de mis pensamientos.
Y lloro,
y sueño, sosteniendo mi cabeza.
¿Cuándo, padre mío, pasará mi cáliz
y algo dominará con el silencio?
¿Acaso será el batir de olas en la oscuridad
o el amanecer que atraviesa el cielo?
Veo un espectro
divino y oigo un sonido
como el sonido de sus pasos.
Yo, ¡oh amada!, recuerdo un perfume
sobre mis pies y mis cabellos
y recuerdo cómo abriste mi corazón,
y vivo muriendo;
y cómo por tu amor salvaste mi alma
y me convertí en símbolo y promesa.
Y cómo para amarte amé a mi prójimo.
Subí a la almena de mi casa
y estoy vivo
y estoy vivo
(mis brazos extendidos hacia una roca,
mi ternura extendida hacia mis hermanos,
secando el amanecer del día mis heridas).
Mi vela está libre y mi hoy es noble como mi ayer.
¿Cuándo, padre mío,
cuándo, padre mío, pasará mi cáliz?
Yusuf al-Khal, incluido en Antología de poesía árabe contemporánea (Editorial Espasa-Calpe, Madrid, 1972, ed. y trad. de Leonor Martínez Martín).
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Hermoso poema!
ResponderEliminarGracias
Si, lo es.
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ResponderEliminarPerdon quise poner una sonrisa...
ResponderEliminarJajajajaja, muy bien.
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