Le pedían fuego en medio de las
llamas.
Era un asunto delicado,
él no quiso tocar las cenizas,
cambió de costumbres.
Sembró la ciudad de dinero
y esperó a recoger la cosecha.
Ellos le hicieron caso,
no se vivía mal allí.
Entonces escuchó a Dios comentar
que allí sería el llanto y el crujir
de dientes.
Pero no se arrepintió de nada,
descubrió
que era mejor cosechar donde los otros.
Dios no se lo perdonó nunca.
Pero estaba muerto.
Francisco Cenamor, incluido en Marca(da) España. Retrato poético de una sociedad en crisis (Amargord Ediciones, Madrid, 2014, fotografías de Reiner Wandler).
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acercandome a Dios a diario quizas lo entiendo
ResponderEliminarEs posible, si.
EliminarPues sí, ya no puede perdonar ni dejar de hacerlo, en este mundo el único dios que rige es Don Dinero, el otro pasó a mejor vida antes siquiera de nacer. Gran poema de crítica social, querido Francisco, mis felicitaciones :-))
ResponderEliminarMuchas gracias, la verdad es que fue un placer estar en ese libro con tan afamados poetas.
EliminarEntre lo divino y lo pagano
ResponderEliminarsalud!
Como siempre ando, si, jajajajaja.
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