Allí está la laguna intensamente negra.
En velos de rocío matinal.
¡El hombre y la mujer!
Salen del baño.
Y están en la playa
De la laguna.
¡Dos cuerpos desnudos!
¡En el sol matutino!
¡Hombre y mujer!
¡Dios y Diosa en el mundo!
¡Las gotas de agua!
Perlean y resplandecen.
En los cuerpos de ambos.
La mujer levanta una rodilla.
Está allí de pie tocándose el pie.
El agua está fresca.
Entonces se percatan de ellos mismos.
En la laguna.
Allí están un instante en el olvido.
Y reflejan su parte delantera.
En el agua.
Y están tan absortos en ello,
de mirar
sus propias sombras.
Cada uno por su lado.
Sólo se han visto mutuamente.
Y no se han visto a sí mismos,
hasta hoy en el espejo del agua.
No se parecen uno al otro en todo.
Y lo ven.
Están desnudos
y no lo ven.
¡Los dos allí en la superficie!
Ahora se ven mutuamente.
En el asombro.
Kristofer Uppdal en Hestane mine (1963), incluido en Poesía nórdica (Ediciones de la Torre, Madrid, 1999, ed. y trad. de Francisco J. Uriz).
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