Izamos el cable submarino entre Barbados y Tortuga,
mantuvimos en alto los faroles
y cubrimos con caucho nuevo la herida de su espalda,
15 grados de latitud norte, 61 grados de longitud oeste.
Cuando pegamos la oreja al lugar raído
oímos cómo zumbaba dentro del cable.
—Son los millonarios de Montreal y de Saint John que hablan
sobre el precio del azúcar cubano y la disminución de
nuestros salarios, dijo uno de nosotros.
Allí estuvimos un buen rato pensando, en un círculo de faroles,
nosotros, pacientes cableros,
luego hundimos el cable reparado dejándolo en su sitio,
en las profundidades del mar.
Harry Martinson en Nomad (1931), incluido en Poesía nórdica (Ediciones de la Torre, Madrid, 1999, ed. y trad. de Francisco J. Uriz).
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