Los poetas en las lomas del cereal. El viento en calma. Calma vértigo de estrellas en el círculo. Lanzan tabas al aire, leen las señales de los lagartos ocultos entre las espigas. De las espigas un clamor, salto y aritmética de las fuentes a las que acercamos las manos. Un agujero en el centro para el fuego. Allí la lluvia, allí el barro y el lodo del que están hechos los mismos poetas. Hombres rodeados de la cosecha de cebada, de la cosecha de barro y lodo que viaja en el viento entre sus ropas y las tabas. Tensado el músculo espera la respuesta del oráculo. Tabas y músculos. Respuestas en la corriente del arroyo, en las manos, en el hueco.
Antonio Cordero Sanz en Bardeo (Amargord Ediciones, Madrid, 2014).
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Atienza, Atlántico, Elvis desaparece en la montaña
*Prólogo de Enrique Mercado a Bardeo
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Muy acertado y bello este poema. Mensaje, aliento, belleza, comunicación, (me gusto lo de oráculo) en la creación poética en estas épocas de sobresaltos..
ResponderEliminarSí es un poema muy chamánico, de oráculo, sí. En cierto modo una de las "funciones" del poeta.
EliminarFantástico poema. Tiene algo de pulso primigenio y, sí, de oráculo.
EliminarSi Miguel Ángel, eso pensé al seleccionarlo para el blog.
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