A Angela Davis y Wole Soyinka
Cruz. Emblema. Esvástica. Hoz.
Cruz. Martillo. Diluvio de fuego. Salivazo.
La suma es el centro de nuestro sistema.
La torre inclinada. Dos piedras. Revolución.
Emplazamientos a Roma. Estaca ardiente. La Inquisición.
El sol no es el centro de nuestro sistema.
¡El Cordobés! El Cordobés.
Hay algunas cosas que tengo que confesar:
(Los toros y toros que matan ustedes en la arena)
Cuando a los vientos toda cautela se arroja,
Aún tienes cosas a las cuales apegarte.
Los toros y toros que matas en la arena.
Solo no tienes posibilidades de portar una honda.
Los toros y toros que matas en la arena.
Pero cuando Galileo Galilei
Fue lanzado entre el podrido círculo de la burla,
El toro embistiendo que lanzaron contra él
Estaba armado de cuerno a pezuña
Con el garrote del odio y la espada del miedo
Y con la palanca al rojo vivo de la rabia.
Galileo Galilei en la arena
Estaba solo; su única arma y amigo
Era el tiempo; y el tiempo era un mero infante entonces.
(Y para que el tiempo madure en el tuétano
Ciertamente tienes que venir mañana;
Centurias y centurias después del mañana)
Y ellos dijeron: Galileo Galilei,
Escuchamos que estás fuera de casa en tu cabeza,
Tememos que debes ser clasificado entre los ciegos.
Puedes pensar todos tus pensamientos; puedes,
Pero tus ideas no verán la luz del día;
Tus dolorosas toses de mediodía, nuestras plegarias de medianoche.
Y tú dijiste: dos son una multitud; incluso los
Elementos lo atestiguan; los cielos
Escuchan la evidencia; el universo otorga el juicio.
No pongan márgenes de moldurita sobre lo que
Pudiera imaginar; y ningún censor
En cielo o infierno me llamará censor
Mi suspiro o pecado. Ustedes vuelven a contar un mal cuento
Diseñado a su gusto. Pero colapsados árboles cuentan
Otra historia. Cuando en el regazo de
Un Dios humano ciego, yace la verdad, yaciendo como
Los labios a punto de desatarse de un infierno.
Escapó Judas Iscariote apartado
Entre la infeliz jungla de buscadores
De la verdad que no separarán
Cuando se separen, orugas canoas
Todos gatean umbral de la autopista adentro
De una rabia sin contornos; pero la semilla,
Oh Dios, ya está en el suelo; las
Lluvias han descendido a él.
¡Elavanyo! ¡Elavanyo! Mejores
Tiempos no pueden estar demasiado lejos. Yo
Me siento aquí a mirar las estrellas. Elavanyo.
Ey.....Galileo Galilei...Mis ojos
están encharcados, sus dientes se aprietan, tus labios
tiemblan, y nuestra canción en solo desciende
hasta una escala de silencio; Coros de Aleluya
rompen sobre la piedra -temblor de una catarata anticerteza.
Atukwei Okai, incluido en Voces del Sur. Aproximación a la poesía africana (Biblioteca Virtual Omegalfa, Internet, s. a., ed. de Equipo Fénix, trad. de Rafael Patiño).
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