He escapado a la rueda
kúblov dexepan Barupen Toes arlaleoio
Estamos aquí en una especie de prisión
El viento que yo amo es el viento que no tiene nombre
En la luna no hay rosas ni ratas
Yo me busco y me pregunto a mí mismo
¿No te sientes extraño en este mundo?
Igual que el que reza subiendo su música
sacó lágrimas de hierro de las mejillas de Plutón
(óv matelv ti deiv alia pateiv)
Aquellos amantes del mundo
No veo más que devenir
Conócete a ti mismo
No vayas demasiado lejos
Los días del cantor órfíco están contados
Se perdió el desenfreno estilo chamán
'Pape Satán, pape Satán aleppe!'
Las harpas del silencio vendadas por mi voz
Soy un maestro del abismo absoluto
Soy un milagro cuyo origen se desconoce
Estuve en el arca con Noé y Alfa
El cuerpo es el ataúd del alma
enterrada en este mundo soma-sema
Terpsis he eis génesin ptosis.
Ángeles y poetas se hablaban
Fungió como un nuevo instrumento divino
Los hombres no saben dónde está Dios
Y de las nubes caen las ranas matla-matlo
Aunque surgen de las tumbas: Egó heimi Anástasis
Amiens, 8 marzo 1971
Carlos Edmundo de Ory en Lee sin temor (1976), incluido en Poetas órficos (Huerga y Fierro Editores, Madrid, 2004, ed. de Francisco Ruiz Soriano).
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