Fluye silencioso, riachuelo mío, entre juncos y cañaverales,
fluye silencioso, yo te dedico agradecido mi canción.
Aquí dormita María al murmullo de la orilla,
por ello silencio, riachuelo mío, no perturbes su sueño.
Palomas que aleteáis en el sombrío seto,
inquietos tordos de gorjeos jubilosos,
avefría de moño verdoso, tened cuidado,
no se vaya a despertar mi amada de su sueño.
¡Cómo borbotean los manantiales cristalinos!
¡Las montañas azules, cómo destacan!
¡Con qué gusto me paseo y deambulo por los alrededores
y saludo a la cabaña de mi amada desde la lejanía!
Anónimo, incluido en El Lied clásico. Haydn, Mozart y Beethoven (Ediciones Hiperión, Madrid, 2003, selec. y trad. de Judit G. Viloria).
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