Calvario.
La res se tiende sobre la hierba y espera la herida
la luz del cuchillo;
ese segundo de olvido que conduce a lo otro.
Para evitar el hambre
la madre sumerge el rostro de su hijo
en las entrañas tibias de la res;
ese universo de carne y vísceras.
En los ojos abiertos de la res muerta
el niño se contempla un instante
y comprende sus propios ojos,
su voz sorda
deformada por su aliento
y por el aliento último de lo que existe.
Camila Charry Noriega en El sol y la carne (Ediciones Torremozas, Madrid, 2015), incluido en Nayagua. Revista de poesía (nº 21, febrero de 2015, Fundación Centro de Poesía José Hierro, Getafe).
Otros poemas de Camila Charry Noriega
Calvario, Hay un gato...
Toca aquí para ir al Catálogo de poemas
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tomo la palabra: